¡El trabajo que lleva un rastrillo!. Madre mía. Ayer vino un voluntario más. Seguro que Mar y Clarisa lo agradecen, porque se meten unas panzadas tremendas a trabajar en colocar las cosas. Pronto llegarán las bebidas para el bar, ya hemos hecho turnos con la gente joven para atenderlo… Ya sólo faltan dos cosas, y para eso contamos con tu ayuda: primero, que venga gente. Segundo, colaboraciones culinarias para el bar, sobre todo para las Misas del domingo (luego la gente toma el típico ‘chato’ estupendo que, además, hace de la parroquia una familia).
Hoy, además del colegio, el rastrillo, los chicos en dirección espiritual (hoy 6) la Misa y las confesiones, tenemos grupo de formación. Todo es estupendo, pero este grupo es también algo muy formativo y divertido, la verdad. Examinamos un caso de fe o de moral, primero en grupo, y luego doy una charla ‘explicativa’. También queremos sacar un retiro mensual para este grupo y todo el que quiera venir, por la tarde. Ya llegará. Para que veáis como lo hacemos, os pongo un caso, que aunque largo, quizás merezca la pena dedicarle un minuto:
"Gonzalo atiende semanalmente una catequesis para niños pequeños en un barrio extremo de su ciudad. El número de asistentes, afortunadamente, va creciendo, y con él la necesidad de más catequistas. Consciente de ello, Gonzalo decide proponer a uno de su clase, Antonio, que colabore con esta labor.
Explicando en qué consiste la catequesis, Gonzalo, para animar a su amigo, le cuenta que por esa barriada han aparecido recientemente miembros de una secta, al parecer bien preparados y con abundantes medios, que están consiguiendo atraer a más de uno. —"¡Fíjate, qué desastre!", apostilla. —"¿Qué desastre? ¿Por qué? Si les sirve..." —"¿Cómo que si les sirve?" —"Pues sí. Si están convencidos de lo suyo, y les sirve para hacer el bien y rezar y pensar en los demás y todo eso, pues yo no lo veo tan mal". —"¡Pero cómo va a estar bien eso, si es mentira!". —"Vaya, no pensarás que tienes el monopolio de la verdad tú solo". Gonzalo insistió: —"¡Pero..., cómo va a ser verdad eso! Si les viene todo de un americano, que seguro que estaba «grillado»". —"Lo mismo pensarán ellos de ti. Y tú sacas tu Biblia y tus demostraciones. Y ellos sacan la suya, y sus demostraciones. Y si a alguien le parece más convincente lo tuyo, se apunta a lo tuyo. Y si les convence más lo de ellos, pues se apuntará a ellos".
Gonzalo no esperaba esa reacción. No insistió porque se dio cuenta de que no valía la pena intentar que Antonio fuera a la catequesis: ¿cómo va a enseñar el catecismo alguien con esas ideas? ¡A él era a quien había que catequizar! Se quedó con el asunto en la cabeza, y empezó a buscar libros para encontrar respuesta. Primero quiso informarse sobre la secta. Encontró que, efectivamente, su creencia dependía de una especie de "profeta" reciente; que simplificaba todo, especialmente a base de eliminar lo sobrenatural; y que su versión de la Escritura estaba manipulada. No tardó en darse cuenta de que por ese camino era muy poco probable que convenciese a Antonio. Escudriñó después varios libros a la búsqueda de pruebas de la verdad de la fe católica. Parecía que se atascaba de nuevo: "Si le digo que hay milagros —pensaba—, me va a salir con que demuestre que son milagros de verdad; si le digo lo de las profecías, dirá que de las cosas pasadas cualquiera profetiza «a tiro hecho», y las futuras como todavía no se han cumplido...; si voy con esto de la altura moral, me vendrá con el cuento de los monjes tibetanos o qué sé yo..." A todo esto, su madre había notado el afán de Gonzalo por los libros de teología y su cara de contrariedad, y le preguntó qué sucedía. Gonzalo, que ya estaba a punto de rendirse, se lo contó. —"Creo que no vas a llegar muy lejos por ahí —fue la respuesta—. Estas cosas no suelen ser problema de demostraciones. Es..., no sé cómo decirlo..., es lo que dice tu padre: o vives como piensas, o piensas como vives. ¿Entiendes?" —"Mmm..., creo que sí", contestó, sin entender mucho pero dispuesto a pensarlo despacio".
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 142-144, 150-162, 172-175, 819, 842-845, 856.