martes, septiembre 26, 2006

Un tema recurrente

No sé si habéis visto en el telediario dos noticias que, por lo menos a mi, me han llamado la atención. La primera hace referencia a la incriminación que van a hacer a un padre de familia que dejó morir de hambre a su hijo de dos o tres años. Creo que le van a caer varios años de carcel. El delito: "homicidio involuntario".
Por otro lado, completaban la noticia diciendo que se va a retirar la custodia de un niño a una persona que está cometiendo la misma fechoría que la anterior. El estado se hará cargo del muchacho, para preservar su salud ante la pasiva afrenta de su progenitor.
Finalmente, se ha reavivado la polémica en Italia a propósito de un hombre que desea suicidarse y no puede. Alega que quiere morir dignamente. Es semejante a aquello que ocurrió en España con Sanpedro y que fue inmortalizado en "mar adentro".
Me parece sugerente tener en cuenta estas noticias en su conjunto para caer en la cuenta del papel fundamental del estado de preservar la vida de sus ciudadanos. Resulta que por un lado se incrimina a un hombre por no alimentar a su hijo de dos años, pero por otro lado se replantea la cuestión del suicidio asistido. Se puede alegar que en un caso no hay voluntad de paciente y en el otro si. Sin embargo, todos sabemos que quién toma las decisiones de un niño es su padre, responsable de una libertad inexistente por parte de la criatura. Si resulta que esa persona considera que lo mejor para su hijo es fallecer, ¿qué diferencia hay entre una cosa y otra?. El responsable de la libertad de esa persona sin uso de razón puede considerar la muerte algo óptimo... ¿por qué no?.
Esto, que es una barbaridad, es la misma atrocidad que nos pone los pelos de punta a muchos cuando se plantea que algunas personas quieran decidir la muerte de otras o de si mismas llevadas por cualquiera que sea la causa. El estado español, a día de hoy, es coherente al respecto del suicidio asistido: protege la vida del niño no alimentado y del anciano desauciado, porque sabe que la libertad no es omnipotente, porque sabe que hay valores que la ordenan y determinan hacia el bien, aunque uno no lo vea. La pregunta es: ¿durará mucho?.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Libertad, Voluntad y Responsabilidad. Las propias, únicas y exclusivas de cada individuo. Personales e intransferibles. Ese es el cóctel. Condición "Sine que non": siempre las tres inseparables, conjuntas, insustituibles. El Derecho más fundamental que tiene cualquier Ser, humano, o no, es la VIDA. Sí, esa que se escribe con mayúsculas. Nadie, ni Estado, ni cualquier otra Institución o persona puede atentar contra ella. Nadie puede interferir, de ninguna manera, en ella. NAdie puede tomar decisiones que afecten su esencia. No tomamos parte en la elección para nacer en esta vida. Simplemente nacemos, vete tú a saber porqué. (¿Tenemos voluntad para ello?) Crecemos y vamos aprendiendo a tener responsabilidad, a usar nuestra voluntad y sobre todo intentamos, y luchamos con ahínco, para obtener,usar y disfrutar de la "omnipotente" libertad. Tomamos decisiones en base a estos tres ingredientes fundamentales para ir construyendo nuestra existencia. Y cuando se carece de alguno de ellos, por ejemplo la voluntad en el caso de un enfermo en coma profundo e irreversible, o la responsabilidad en el caso de un niño de pocos años, o la libertad, entonces y sólo entonces TODOS tenemos la obligación y el deber "moral" de velar para que nada ni nadie atente contra esa Vida y defenderla. Pero si tenemos voluntad y asumimos la responsabilidad de nuestra vida, ¿por qué privarnos de ejercer la libertad para tomar libre, responsable y voluntariamente una decisión que afecta INTIMA Y ÚNICAMENTE al propio individuo? Ah ya! Porque la libertad no es omnipotente, porque "hay algo que la ordena y la lleva hacia el bien". Pero no lo vemos... Vaya!. La Muerte es una parte trascendental de la Vida, la parte final de la existencia y si alguien por las circunstancias que sean, que ya tienen que ser graves, decide poner fin a su vida, pués creo que tiene todo su derecho para hacerlo. Igual que tiene derecho para no hacerlo. O para decidir como tiene que afrontarla, con miedo, dignidad, valentía o como quiera. Y hay que respetarlo. En fin, que me parecen un poco hipócritas algunas actitudes que adoptamos ante este tema. Podemos jalear, incluso admirar, a alguien que da la Vida, Su Vida, por sus ideales, o por otros, o por alguna "noble" causa que se considere oportuna en ese momento. Mártires, héroes... que tanto da el nombre que se les de. La Vida es un Don de Dios. Con la Muerte parece que no lo tenemos tan claro. ¿Decide también Dios cuando se acaba su Regalo? Si es por alguna enfermedad larga y cruel, o por algún accidente repentino,decimos: ha sido la voluntad de Dios. Si la muerte ha sido debida a un crimen(homicidio, asesinato, suicidio, eutanasia...),me surge un gran interrogante aunque intuyo que la respuesta no tiene que ver con la voluntad de Dios ¿no?

Anónimo dijo...

Ful, no estoy de acuerdo contigo en la forma. Aunque coincido en el fondo de tu razonamiento, el estado hoy no se plantea en términos morales sino en términos de la libertad del individuo, y ahí, hace muy bien en defender al más débil que es el niño.

Si el estado fuese un estado moral, evitaría el suicidio asistido, pero como es un estado de libertad (y se pasa siete pueblos en casos como el aborto)deja que el individuo elija.

La pregunta seguirá durante muchos siglos, ¿moral o libertad del individuo?

Somos los individuos que lo formamos los que tenemos que manifestar claramente el modelo que deseamos.

Anónimo dijo...

¿Quién determina las causas por las cuales una muerte es 'legítima'? ¿El individuo?. En tal caso, no sólo viva la eutanasia, sino también el suicidio. ¡Qué salida tan honrosa y estupenda de la vida!. ¿El estado? en tal caso, como hacen los viejos en Holanda, huyo de tal país (se van a Alemania, porque saben a un tercio el 'estado' se los carga). Cuando un tío se suicida no se suicida sólo... sobre todo si lo hace con el estado como amiguito.

Anónimo dijo...

Hola, soy un lector asiduo del blog que hasta ahora no se había lanzado nunca a hacer un comentario. Pero hoy me ha llamado mucho la atención cuando he leído el primer comentario, el de un usuario anónimo. Y me ha sorprendido porque me ha costado mucho seguir el razonamiento. Y es que en un principio parecía que iba a defender la posición de don Fulgencio asegurando que nadie podía atentar contra nuestra vida, porque es algo que nos ha sido dado.
Pero luego ha cambiado y ha dicho que sí tenemos derecho a atentar contra la vida, que entra dentro de la libertad de cada uno hacer lo que quiera. Porque para algo es de cada uno la vida. Así es como he entendido yo el razonamiento del usuario anónimo.
Y ahí es donde yo le encuentro el error. Él considera, si no he entendido mal, que, desde el momento que nacemos, nuestra vida es nuestra, nos pertenece. De hecho, llama a la vida regalo de Dios. Pero no. La vida no es un regalo. Es una MISIÓN que Dios nos confía. "Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado" (Catecismo de la Iglesia Católica, punto 2280). Y por lo tanto, no podemos acabar con ella cuando nos dé la gana, sino cuando el único Dueño de ella lo considere oportuno.
Porque sí, cada vez que alguien muere es porque Dios lo ha querido.
Con esto no quiero decir que a Dios le guste que haya asesinos, ni se cometan injusticias. Pero Él es omnipotente y podría impedir que todos esos crímenes, que el usuario anónimo denuncia como ajenos a la voluntad divina, ocurrieran. Sin embargo, y por una razón que escapa a nuestro entendimiento humano, lo permite. Porque ya lo dice el Evangelio: "en cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados" (Mt 10, 30). Dios es el Dueño único y absoluto de la vida y el único que puede acabar con ella.
Porque no son los terroristas o los asesinos los que acaban con las vidas. Sus bombas y sus balas sólo cumplen su propósito en cuanto que Dios lo permite. Si por Él fuera, en el mundo sólo habría bien.
¿Y por qué no lo hace entonces? Porque sería faltar a otra de las grandes misiones que Dios nos ha confiado: la de usar bien nuestra libertad, esa libertad en la que el usuario anónimo basaba su defensa del derecho a disponer de la vida que Dios nos ha confiado según nos pareciera.
Podréis pensar que me estoy contradiciendo al decir que Dios defiende en todo momento la libertad, pero que la libertad no justifica el suicidio. Por eso quiero dejar claro que la libertad que Dios nos da es para que podamos hacer lo que queramos, pero ateniéndonos a las consecuencias. Al darnos Dios la libertad no quiere con ella justificar que todo lo que hagamos esté bien. Él nos ha dicho que está bien y qué mal y lo que pasará según nos comportemos.
Bueno, espero que mi rollo no os parezca demasiado largo y aburrido. También quiero decirle al usuario anónimo cuyo comentario ha servido de base al mío que no tengo nada contra él, que ni siquiera le conozco, pero es que gracias a su comentario he encontrado fuerza para lanzarme a escribir. Y cuando empiezo no paro.

Tomás Olábarri dijo...

Las decisiones las debe tomar, a mi parecer, la misma persona, salvo que no pueda.
Si no, leed mi blog, y daos cuenta de lo importante de la fuerza de voluntad

Anónimo dijo...

Al primer comentario:
Ningún individuo, estado, institución... tiene derecho a decidir sobre la vida humana, tampoco si la considera "suya", sencillamente porque él no se la ha dado a sí mismo. La vida humana, así, en sustantivo y sin el adjetivo "mía", "tuya"... es un bien absoluto sobre el que nada ni nadie, nisiquiera quien dice ser según el lenguaje convencional su "titular", puede decidir su continuidad o extinción.
Por cierto, un "heroe" o un "martir" no decide sobre su vida sino sobre un valor superior a su vida -véase la fe o la vida de otros...- y acepta que como consecuencia de ello se pueda deribar la perdida de su propia vida.
Si esto no lo entiendes, con todos mis respetos, estudia un poco más de filosofía.

MedicodelaPaz dijo...

Querido Blogger,

En el tema de la autonomía del paciente, existe una ley de hace poco que prima la libertad individual del sujeto sobre su propio médico.

Las comunidades autónomas están promulgando unas leyes que se llaman "Testamento Vital" que vinculan la decisión del médico ante tal situación del paciente.

Me consta, de fuente amiga y cercana que desde el Ministerio de Sanidad se está trabajando para el desarrollo de una Ley que recoja y amplie los derechos del enfermo en esos temas. Será como una eutanasia a la española.

Lo primero que se está haciendo para el desarrollo de esto es crear una conciencia social de necesidad de esta ley, los medios de comunicación conciencian, las películas tipo "Mar adentro" sensibilizan y lo ponen todo de color de rosas y luego el Gobierno legisla.

Que exista una legislación que lo regule no está del todo mal, pero he de recordar que en el caso de Holanda el 4% de las muertes se producen por Eutanasia. Estos datos son de 1999 y son constatables por todos vosotros queridos lectores.

Os doy estos datos porque tuve la suerte de formarme en ética médica fuera de España con una beca de la Unión Europea, fuimos 6 españoles los afortunados y pudimos formarnos por los mejores doctores en ética del Mundo.

El tema de la Eutanasia nos lo dió el catedrático de Bioética de la Universidad Libre de Holanda y nos explicó todo con claridad. Pero creo que esto sería motivo de un comentario más extenso y más preparado.

Además he de decir que la ética cristiana o por lo menos del Sur de Europa(Católica) la desconozco, estudié en una Universidad Moderna de la que la Ética Médica no era ni troncal, ni obligatoria ni nada, por eso y porque mis profes de ética en España eran muy buenos y muy católicos(Algunos de ellos miembros del Opus Dei)no lo hice en España.

Es un vagaje que me falta y que espero algún día poder solucionar.

Mañana os contaré la realidad del día a día de la Eutanasia en Los Hospitales de Madrid. Es una realidad y hay que conocerla.

Don Fulgen... ¿Quería Polémica? Pues la tendrá... Porque "aquí hay Tomate"...

Anónimo dijo...

Vaya, pues sí. Buen consejo. Estudiaré un poco más de filosofía. Aunque dejaré de lado algunas corrientes filosóficas como el Existencialismo, ya sabes esa que decía que la existencia precede a la esencia.