viernes, septiembre 08, 2006

secretum meum mihi

Antes de entrar en tema: hoy planteamiento de los dos próximos años en la parroquia para jóvenes. A LAS 20H30. Invita a todo el mundo. Te esperamos.
¡Qué lluvia de correcciones, matices y contramatices!. Tan terrible es, que algunos comentarios incluso no los entiendo. ¿Qué tiene ser sacerdote que, como mínimo, suscita tantísima actividad (en algunos casos, polémica)?. ¡Cuánto se agradece las colaboraciones!. ¿Recordáis aquello: "queridos jóvenes, con vuestras aportaciones convertís este momento en un diálogo"?. Fue Juan Pablo II en cuatro vientos, al poco de decir: "si hoy escuchas la voz de Dios que te dice 'sígueme', no la acalles". Se ve que siempre pasa lo mismo.
¿Quién dice que la única forma de sentir el bufido del toro sea siendo sacerdote?. Yo digo que siendo sacerdote se está en la arena, pero sería una barbaridad decir que es la única manera. A mi es lo que me ha tocado, y estoy encantadísimo con ello. Pero me consta que a otros les tocó otra cosa, y torearon bastante mejor que un servidor. Por eso, amigo/a, fuera el purito y la copa y a la arena, porque esto te incumbe a ti también.
Secretum meum mihi, dice la escritura. Los subproductos LOGSE no entenderán, y si me apuras tampoco los del bachillerato BUP. "Mi secreto es para mi", que decía el profeta Isaías. Por eso, insisto, quien quiera saber puede venir cualquier día y, quizás, personalmente, pueda sacar algo en claro.
Ahora bien, considero justo tener que decir algo, ante los abundantes comentarios. ¿Nunca has experimentado que todo lo que te rodea es estupendo, que tienes un hueco en el mundo, que sabes que tienes una misión importante y que hay una diferencia casi absoluta entre lo que eres y lo que haces? Eso es ser sacerdote. Mi experiencia es la siguiente: "seréis capaces de hacer cosas más grandes que las que yo hago" (Evangelio de san Juan). Se cumple la promesa del Señor. A cien por cien. Y eso que uno es bastante mediocre. Es impresionante contemplar cómo los enfrentados se reconcilian, alguno salva su vida (física), otros sanan, uno muere en paz, el otro recibe consuelo... No es siquiera imaginable lo grande que es estar al lado de las personas en los momentos más decisivos: nacimiento, matrimonio y enfermedad-muerte. No es siquiera imaginable la experiencia que supone una hora de confesonario. No es siquiera imaginable lo que significa Nuestro Señor Jesucristo a 20 centímetros de ti.
Una vida cargada de sentido. Eso es lo que es la vocación cristiana, cualquiera que sea, y en ellas se cumplen las máximas expectativas de la persona humana. En ellas se hacen presentes de modo sobresaliente las promesas del Señor. Y a mi me tocó esta, y estoy encantadísimo. Y pienso que a muchos más les toca, pero a veces falta cabeza y corazón. Bueno, cabeza, corazón y quizás una tercera cosa...
Tengo un testimonio fabuloso de Valencia. Hoy se cumplen dos meses desde que comenzó este blog fruto de la visita del Papa. A partir de mañana podréis leerlo. ¡Es fabulos y divertidísimo!. Hasta mañana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con respecto a mi comentario de ayer y a tu respuesta: Ovación y vuelta al ruedo, Ful. Tienes toda la razón. Para sentir el bufido del toro no hace falta ser sacerdote. Hace falta bajar a la arena. Y valor. Mucho valor!. Pero es tan fácil verlo desde el tendido 7. Desde allí, miramos, observamos, comentamos, criticamos, abucheamos... Desde nuestra cómoda posición, increpamos a los toreros y ¡¡les exigimos que se arrimen más!! y nosotros, los del tendido,(entre los que me incluyo) que nos creemos tan entendidos y que la única arena que conocemos es la de la playa, cuando acaba la faena nos vamos tranquilamente a seguir con la tertulia, y la copa y el purito, a otra parte. Y otra vez, repito, tienes razón. La vida cristiana es compromiso y actuación. Y hay muchas formas de vivir la vocación o de responder a la llamada. Ser sacerdote es una de ellas, quizás la más exigente. Por eso desde aquí, desde la barrera, mi ovación para vosotros. Y quien sabe, algún día, igual me armo de valor y hasta consigo bajar a la arena...

MedicodelaPaz dijo...

Querido Blogger,

Si tuviese a un niño delante le contaría una parábola, si tuviese a un universitario le pondría un ejemplo...

A usted Don Ful le quiero insistir...

Esta vez no de toros, sino de cómo llegó a ser sacerdote...

Nos habla en latin, le contesto con su propio Evangelio(Lucas 8, 16-18):

''Dijo Jesús a la gente:"(...) Nada hay oculto que no llegue a saberse o a hacerse público.(...)''

Y a ti Novillero que nos lees, que le buscas ... Sigue buscando en el evangelio de Lucas, el patrón de los médicos el capítulo 5,1-11.

Don Ful y para terminar... una frase para que piense y para que reflexione:

"Vergüenza sólo para pecar"