miércoles, marzo 28, 2007

Sabor evangélico

Habrá gente que piensa que eso de la “dirección espiritual” es un medio innecesario. Prueba evidente de ello es que tan sólo un mínimo tanto por cien de cristianos son los que toman decidida opción por ello… aunque esto depende de lo que se entienda por dirección espiritual.
En efecto, bien puede entenderse como ‘dirección espiritual’ esa fraternidad sobrenatural que se traduce en un consejo prudente, o en la explicación de aspectos espirituales que conciernen a la oración o a las virtudes. También es, en este sentido, acompañamiento espiritual la misma corrección fraterna. Muchos son en tal caso los directores: así actúan las madres con los hijos, los amigos entre sí, los padres, los hermanos mayores. Se actúa así con el más sentido sabor evangélico: como Nuestro Señor con Nicodemo o con la Samaritana.
Pero también existe esa confidencia personal, única, distinta, sacramental o no, que tan beneficiosos frutos produce en el alma. El objetivo de esta ayuda: la amistad con Jesucristo. Ojalá que día a día, podamos decir de nuestra relación con Dios lo que dos santos doctores decían de su relación de amistad: “Parecía que teníamos una misma alma que sustentaba dos cuerpos (…). Una sola tarea y afán había para ambos (…) la virtud”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un cristiano nunca camina solo. Eso me dijo el otro día mi director espiritual, mi "amigo", que me acompaña en el Camino, me guía, me enseña, me ayuda, me escucha, me alienta, me reconforta.
En él veo muchas virtudes evangélicas ¡Que buen representante de Jesús! Y estoy segura que como él hay miles...
Yo al menos sí lo necesito. Y, por supuesto, recomiendo la dirección espiritual.

Anónimo dijo...

Tema importante pero a veces complicado de realizar es el de la corrección fraterna. Aún así creo que hay dos aspectos importantes en la corrección fraterna y son la franqueza u honestidad y la sinceridad. Pienso que es menester amar al prójimo y quererle bien, por eso no debemos permanecer indiferentes ante alguien que está en peligro o que no ha tomado el buen camino. Además, el mismo Cristo nos obliga a no "dejarlo correr", pues el mismo nos dice "...Ve y corrígelo a solas". Puede suceder que este precepto de Cristo a alguno le suene a ofensa por la excesiva sensibilidad hacia la libertad. Pero es el mismo Jesús quien nos hace ver el deber de la corrección fraterna. Quien vive la corrección fraterna no piensa en sí mismo sino en el otro que es su hermano.
Un saludo a todos!!!

Anónimo dijo...

Tener esa confianza con una persona es una de las cosas más bonitas que te puede pasar en tu vida, y si además es un sacerdote que te puede dar grandes consejos, pues mejor que mejor.
Yo creo que todo el mundo tendría que tener un director/a espiritual para mejorar