miércoles, octubre 31, 2007

Supongo

Supongo que en estas cosas no es conveniente hacer una excepción, y Dios no estará dispuesto a hacer tal cosa porque es casi peor...
Es normal que las personas mayores mueran antes que los jóvenes. Es normal que, por ley de vida, los padres fallezcan antes que los hijos. Pero no debería ser así con los padres de los sacerdotes.
Corazón de carne. Los sacerdotes y sus padres deberían emprender juntos el camino hacia el cielo. ¡Qué lugar tan imprescindible ocupan, por lo menos, para mí!. No sé si leerán esto: en caso afirmativo se pondrán muy orgullosos. Y no es para menos. Porque para ellos también rige: los padres son para los hijos, pero no siempre los hijos hemos sido para los padres (¡qué paciencia tienen!)... Uno recibe de ellos amor, dedicación, todo... la única respuesta que me sale es la gratitud. Insuficiente. Pero más no sé. Claro que sí.
Corazón de carne. Pues si. Y con ellos más que con nadie. Lo digo porque siempre están cuando les necesitas, tanto en cuestión de tiempo como de ayuda o de afecto (quizás esto es lo más importante).
Cuando, a veces, ves a alguna madre, temerosa de que su hijo sea sacerdote... ¡qué mas quieres, alma de cántaro!. Única y sin competencia alguna. Ése es el lugar que ocuparás en el corazón de tu hijo sacerdote: tanto hoy como mañana; hoy en este 'mundo', mañana en la Misa de cada día, y pasado juntos en el cielo... No sé si alguien podrá pedir más.
Con esto, que casi me da una vergüenza atroz, espero corresponder mínimamente. Y aún así, me sigue pareciendo una correspondencia escasa a la dedicación de mis buenos padres. Muy escasa...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La vida es tan compleja y los caminos tan raros que a veces se es,después de mucho dolor,padre,abuelo y...sacerdote.Esto le es familiar ¿verdad,don Ful?.Yo tengo un nieto que es un milagro.Pero como abuela rezo y desearia con toda mi alma que fuese sacerdote y,por que no en tierras lejanas.Si se acuerda,póngalo en el altar alguna vez.Es muy pequeñito y creo que para sus padres,tambien seria un orgullo tener un hijo cura

Anónimo dijo...

D.Fulgencio, ¡corazón de carne!. Pues claro que sí; porque es el que siente, y disfruta, y sufre...
Usted ha hablado con el corazón del hijo; déjeme, ahora, que hable el de la madre;madre, que no se deja de ser nunca(existe el viudo, el huérfano,¿conoce alguien cómo se denomina a la madre que pierde un hijo?). ¡Madre de sacerdote...!que hace que tu corazón se hinche de felicidad.
D.Fulgencio,si grato resulta ver a tus hijos encaminados,y bien, en sus vidas no puede usted imaginarse lo que supone saber que uno (o más)de ellos ha sido llamado directamente por Dios a su servicio.Madres,sin temor,sí a la vocación sacerdotal del hijo.Se tiene un tesoro muy grande en el Cielo.
Y lo digo porque lo sé.