martes, julio 31, 2007

Sobre si generamos buenos chicos o gente heroica

(AVISO: En el próximo post, MUCHAS FOTOS)
Disertación sobre si generamos buenos chicos o gente heroica
Esto era lo que ocupaba mi pensamiento en medio de las curvas aragonesas, trazadas con destreza y al tiempo brusquedad por nuestro rebautizado conductor ‘Raikonnen’. Malos pensamientos habían de ser, porque en un viraje a la izquierda una guitarra se precipitó sobre mi ojo rompiéndome la ceja. Se ve que el Espíritu Santo me había dado un puñetazo leve, pero simbólico, porque mi reflexión casi concluía pensando que tanto buen ambiente y esfuerzo colectivo no concluye sino en buenos chicos (lo cual no es poco), de lo mejor de España (estoy segurísimo de ello), pero que en ningún caso acaba por cuajar en un ideal concreto de santidad, entrega, servicio, Amor. La guitarra impidió tal conclusión: quizás fue la providencia.

El peligro del pastor es el orgullo. No cabe duda de ello. Pensar que uno hace las cosas para la gloria personal. Es cierto que tenemos motivos sobrados para estar muy orgullosos del campo de trabajo recién concluido. Pero eso no es lo importante: lo importante es que mucha gente se ha acercado un poquito a Dios y se ha entregado algo más a los demás. El peligro del pastor es el orgullo, porque cuando uno es soberbio los pequeños fallos se toman como algo demasiado personal, de modo que te hacen sufrir exageradamente. Dios sabe más, y es muy claro que ‘para los que aman a Dios todo es para bien’.

El peligro del joven que viene al campo de trabajo es el mal uso de su libertad. Se ponen todos los medios para que el que ‘busque, encuentre y al que llame se le abra’. Oración, Misa, buen ambiente y educación, risas, relax, trabajo… Todo es ideal. Pero es uno mismo el que tiene que poner en juego su libertad para el servicio de Dios. ‘Quién siembra tacañamente, tacañamente cosechará’, y esto, a veces, se ve. ‘Quien siembra generosamente, generosamente cosechará’, y esto, muchísimas veces, también se ve.

Es una reflexión final que nos pone en el desfiladero de la libertad, que no es para uno mismo sino para la entrega.
¿Hombres buenos o santos?; ¿de quién depende?.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchísimas felicidades, Don Fulgencio! Por este gran campo de trabajo, y muchas gracias por todo, por el alojamiento, la comida, los viajes, Raikönnen, el ambiente... por todo. Supongo que ahora la siguiente meta es Sidney, y haré todo lo posible por ir

Anónimo dijo...

Don Fulgencio le contare solo una cosa: hoy ha sido la primer dia de mi vida en el que en el que he deseado todo el dia que llegara la hora de la misa para dar gracias a Dios por lo afortunado que soy. friki que es uno. Y eso es gracias al campo de trabajo