miércoles, febrero 07, 2007

Si te gusta

“Si te gusta, pa’lante”. Segundo axioma que aprecio tanto como andar sobre carbones ardiendo. Un ejemplo que ilustra esta sentencia: un muchacho decide entrar al seminario para ser sacerdote. Se lo comenta a un compañero de su escuela de ingeniería que, dicho sea de paso, es profundamente descreído y de comportamiento bastante límite. Sentencia conclusiva: “bueno, tío, si es lo que a ti te gusta”.
Pues lo que no me gusta es ese modo de pensar. ¿Y si lo que le gustara a ese muchacho fuera la heroína, o tirarse por un puente, o darse cabezazos contra un muro?. El lector pensará: en tal caso no le respondería así. Pues no: he visto no pocas veces cómo ese argumento triunfa aun en perjuicio de la persona. Jóvenes que defienden el suicidio como una opción libre y razonada (“si le gusta”), diversiones nocivas para la salud ("si le apetece"), las drogas (“si le va”), etc.
A mi me parece que, sacando un poco punta al asunto, el “si te gusta” podría ser sustituido por un “si te conviene”. Existe una verdad sobre el hombre, la vida, las cosas, anterior a la propia libertad y al propio gusto y que hace que la respuesta que uno pueda dar ante los estímulos de la vida sean convenientes o no. Por tanto, por mi parte, sólo digo una cosa: “haz lo que sea… si te conviene”.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Respondiéndo a tu último comentario del blog anterior. La hermenéutica moderna no es ninguna maravilla, la verdad, aunque queda muy bien lo de analógico-afectivo (¿qué autores han construido esa teoría?, me interesa) La mejor forma de conocer la profundidad del mal es ahondar en la bondad de lo bueno, la aproximación analógica a lo malo (si es que es posible tal analogía) no me convence como método gnoseológico. Lo siento. Agradezco mucho que contestes, se aprende mucho en la batalla dialéctica, se prueba la solidez de las posturas.

Anónimo dijo...

Hablaba hace dos días de la reacción que provocamos en otros cuando no comulgamos con los “axiomas de la modernidad”. Pienso que no es unívoca. Ciertamente, el recurso fácil es que te etiqueten como carca del Pleistoceno. Pero en mi experiencia cotidiana, más que catalogada como tal me siento observada como si fuera una marciana recién aterrizada. Los tintes críticos no los advierto tanto...

Me explico: si digo que tengo cuatro hijos entre 7 y 1 año, se sobresaltan; si comento que tanto mi marido –el único, con el que sigo- como yo estaríamos encantados de tener más hijos, empiezan a mirarme fijamente; si además, no hablo quejándome y procuro presentarme con una sonrisa, alucinan; y si saludo no sólo a los que piensan como yo sino a los que discrepan conmigo, les saltan los esquemas por los aires.

Es triste que cosas tan normales como las que cuento provoquen tanta extrañeza. ¿Será que se está evaporando el sentido de las cosas importantes? Y las nuevas generaciones, ¿en quién se van a mirar para elegir su futuro?

Volviendo al asunto de la reacción, creo que este asombro-curiosidad a más de uno les lleva a plantearse ciertas cuestiones, y en el fondo, late envidia de la buena. ¿No fue Vd., D. Fulgencio, quien dijo que en esta era de pensamiento débil las batallas las ganaríamos suscitando envidias sanas con nuestro testimonio de vida? Pues digo yo: cuanto más nos dejemos ver (trabajo, espacios públicos, relaciones sociales, etc), más conciencia generaremos de queexisten alternativas a estos axiomas progres... pero es que además... ¡los nuestros funcionan! Y si no, que te observen cual marciano y que saquen sus propias conclusiones.

Fulgencio Espa dijo...

Fuente de mis anteriores argumentos: Juan Pablo II, Amor y responsabilidad, libro que escribió siendo aún arzobispo de Cracovia. ¿Se puede hablar de aquellas cosas que uno no ha experimentado?. Esta es la duda que el entonces arzobispo se plantea. Si, por el afecto se adquiere un conocimiento analógico más que suficiente.
Respecto a la hermenéutica contemporánea: Paul Ricoer. Interesantísimo.
Suerte con Amor y Responsabilidad, es un libro precioso que quizás hayas leído, querido Anónimo.

Anónimo dijo...

En respuesta a María: si te sientes como una marciana es que algo falla. Precisamente ser católico tiene su sentido en los demás. Si no nos sentimos conectados con los demás, al mismo nivel, no desde la superioridad moral, si no nos sentimos parte de la sociedad, si nos nos vemos reflejados en el otro y el otro en nosotros es que algo falla. El mejor proselitismo no es suscitar envidia sana en los demás sino comprender a los demás, progres o no, para que los demás nos comprendan. Mejor que envidia es transmitir verdadera comprensión, verdadero AMOR. Desde nuestra burbuja de superioridad moral poco vamos a hacer para mejorar la sociedad salvo sentirnos bien en nuestra autocomplacencia.

Anónimo dijo...

Algo sobre el si condicional en las frases. Si te gusta, si te apetece, si te conviene. Pega mal con el verbo hacer. Las cosas, vivir , no creo que se deban hacer con un si condicional director o limitante nunca. Los gallegos lo manejan fenomeno a la contra con ¿y si no?. Al verbo hacer le sienta como un guante el para y el por. Por Dios para Dios. La única dirección sin limite ni condición.

Fulgencio Espa dijo...

1. Me siento muy marciano en ocasiones, especialmente cuando entro en Opencor o día, así vestido, QUE TE MIRA TODO EL MUNDO. ¿Y?. Nada falla. Entiendase: sentirse marciano, sentirse distinto. Es verdad. No veo problema alguno. Con un corazón muy grande, con muchas inquietudes, joven y moderno... pero marciano. ¿Por qué no?.
2. ¿Qué mayor gesto de amor que mostrar por el ejemplo al prójimo el amor mismo?. entiendase por ello: envidia sana. ¿Prepotencia?. No: amor a la propia vocación. Y eso si que es importante.