lunes, mayo 26, 2008

Pippo

"El santo de la alegría", el "sócrates romano", el "conquistador de la libertad"; el "consolador de Roma", el "apóstol de Roma", el "modelo de sacerdotes" o "la música de Dios". Con estos nombres era conocido en la ciudad eterna San Felipe Neri. Sin dudarlo un segundo, es uno de mis santos preferidos.
Felipe Neri, Pippo, fue un tipazo increíble. Nació en Florencia y se dedicó al servicio de los demás, especialmente de los peregrinos de Roma. Finalmente, asesorado por su director espiritual y por la llamada de Dios -obviamente-, se ordenó sacerdote a la edad de treinta y seis años. Se instaló en S. Jerónimo de la Caridad, en la 'española' via Monserratto (donde está la Iglesia española en Roma) y fundó el oratorio, donde atrajo la atención de cientos de jóvenes. Modelo de caridad y modelo para la juventud. Un fenómeno.
Su amor a Cristo quedó reflejado en algunas de sus oraciones: El que quiere otra cosa que a Cristo, no sabe lo que quiere, el que busca otra cosa que a Cristo, no sabe lo que busca. Y también: Dame la gracia, Jesús mío, de no servirte por temor, sino por amor. Yo desconfío de mí, confío en ti, Jesús mío. No te fíes de mí, que te haré traición.
Me cae fenomenal Felipe Neri sobre todo, por su trato con la juventud. A él le encomiendo, junto a San Juan Bosco, esas decenas o incluso centenas de jóvenes que formamos en esta parroquia. Y le pido aprender de él. De él y de su buen humor, que fue bien conocido.
Una cosa me llama la atención: lo mucho y rápido que le obedecía. Preguntado por la rápida obediencia de sus chicos siempre respondía: obedecen pronto porque mando poco. Lo decía con tonillo irónico. Yo creo que, leyendo su vida, obedecían pronto porque amaba mucho...
Otra vez, en vísperas de su muerte, se hizo famosa su frase: "finalmente, hay que morir". Se ve que era un tipo gracioso hasta el final...
Y, por último, es sorprendente lo muy amigos que son los santos entre si. Dios los cría y ellos se juntan. El bueno de Felipe Neri conoció a Ignacio de Loyola, Francisco de Borja, Carlos Borromeo, Pío V...
En fin, habrá que esforzarse. Quizás dentro de 500 años, en una especie de blog futuro, escriba un sacerdotillo por ahí algo parecido a lo que sigue: "hubo muchos santos en aquel barrio; San José Millán, los olábarri (que serán como la familia de San Fulgencio, que eran cuatro hermanos y los cuatro santos...); San Luis Poveda, y otros santos lectores de aquel blog que fue en ellos, más que nunca, de Madrid al cielo...".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Definitivamente, se te fue la olla... Pero, eso sí, mola bastante...

Dentro de 500 años... puff!! La verdad es que no está tan lejos: 500 veranos, 500 meses de mayo... ¡Bah, se pasan volando! Realmente, no vivimos tanto tiempo; y los pocos que vivimos merece la pena que los invirtamos en almas y en eternidades.
Te has olvidado de incluir en la lista a Santa Lucía Poveda... Ya verás, ya verás...

Un abrazo muy fuerte y bravo por este blog: es lo mejor de la red.

Luispo

Anónimo dijo...

Y SAN JOSE MARIA VALERO ¿QUÉ?.un abrazo muy fuerte a los dos,don Ful de Janusa

Anónimo dijo...

Y Santa Janusa, inaugurando nombre cristiano...