lunes, mayo 19, 2008

Idolillos

Me cuenta mi amigo E. A. que, cuando llegó a China de vuelta hace unos meses, tuvo una sorpresa desagradable. Desde el Seminario él había querido ir a evangelizar China, y desde hace unos años está en Taiwan haciendo su labor.
El tema es que decidió, en su última visita a España, comprar un Belén para su parroquia. Pero no siempre es fácil pasar cosas a China donde, conviene recordarlo, de libertades se habla bien poco. El policía de aduanas le mandó abrir el paquete y empezó a salir la cabra, el pastor, San José, la mula y hasta Herodes y su castillo, que andaban por allí. El chino de turno le inquirió a propósito de esas figuras: "¿Qué es esto?". No era muy partidario de dejarlas pasar. Nuestro amigo sacerdote contestó: "son mis idolillos familiares".
Total, que el policía siguió escarbando y encontró un chorizo, cecina, lomo y salchichón, entre otras cosa. "¿Y esto otro?". "Los alimentos de mis idolillos". El policía no puso ningún problema. Tanto el Belén como el condumio pasaron sin problema ninguno...
Somos libérrimos de creer en lo que queramos.
Unos confían en sus idolillos: o sea, en el dinero, el tener, el poder, el compararse todo el día, el estar dándole vueltas todo el rato a la centrifugadora mental pensando como tener más, como hundir al vecino, como hacerse notar. Idolillos personales.
Otros incluso creen en un sólo Dios. Y los católicos creemos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, tres personas y un sólo Dios. Si uno no quiere quedar atrapado por sus idolillos, o acabar creyendo 'únicamente' en Dios, conviene que profundice en su fe porque es, con mucho, lo que te caracteriza como cristiano.
Toma nota.

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