domingo, diciembre 23, 2007

Cosas y cositas

Teníamos un trato tácito. Ella hacía su trabajo y yo la dejaba en paz. Era una araña pequeñita que decidió instalarse en mi cuarto del Seminario. Ese era el acuerdo. Y convivimos durante semanas. Yo le pedí que no instalara demasiadas 'viviendas' en mi habitación, porque debía de estar limpia, así que hice como le gustaría hacer a más de uno: expropiaba la segunda vivienda. O sea, una sola tela de araña en lugar discreto. Y ella lo toleraba, y comía sus bichitos y cosas que le ayudaran a su crecimiento. Era una convivencia pacífica y discreta. Nadie notó la existencia de esa araña, fundamentalmente porque el seminario está lleno (y no mucho) sólo de varones, que de ordinario no se fijan en esas cosas.


Un día os contaré cómo acabó nuestra amistad. Mal, por cierto. Pero un día me dediqué a observar la microscópica tela tejida por Eustaquia, que así se llamaba. Si uno se fija bien, hay hilos radiales, que salen de un centro. Yo le obligaba a hacer pequeñas reformas periódicamente: le cortaba uno de esos hilos radiales. Inmediatamente, Eustaquia salía de su guarida a repararla. Curioso. Pero un día corté el hilo que se extendía verticalmente hacia el techo. Eustaquia, horrorizada, salio pitando. La 'casa' se le vino encima, y se instaló en otra esquina, a la sazón mucho más discreta y por tanto mejor para mi.


En la vida pasan estas cosas. Hay consuelos y esperanzas horizontales que nos ilusionan y están bien. No me refiero a una PDA, que por cierto habrá sepelio por la mía que ha muerto a su vida como móvil en el golpe del jueves pasado, sino a cosas más bonitas e importantes: casarse, tener hijos, la primera casa, etc. Son ilusiones estupendas. Si se cortan se reconstruyen, y en ningún caso la casa se viene encima si uno tiene bien fijo el hilo que le une con 'el' de arriba. Es bueno y santo tener ilusiones. Pero una es fundamental: la Esperanza, con mayúscula y en sentido teologal. Tendréis la experiencia: nada es suficiente para quien no tiene Esperanza. Todo es bastante para quien la tiene. Es el hilo que sostiene los hilos.


¿Qué fue de Eustaquia? Ya os contaré. Terrible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las arañas aunque tengan nombre propio me dan repelús pero ya me enteraré del final de Eustaquia.De momento,creo que me separo unos dias del ordenador y le dejo en santa paz,al ordenador y a vd,don Ful.!Muy feliz Navidad