lunes, diciembre 17, 2007

Conejo, propinas, inflacción

Pues a mi me encanta el conejo. Tiene muchos huesecillos, pero me encanta. Con su salsita y un poquito de pan: estupendo. En la granja escuela les vi aumentándose, pero me pareció mucho más oportuno pensarlos ya cocinados. Lo sé: soy muy poco sensible en este aspecto. Pero un conejo bien cocinado está muy bueno...
Y mejos mal que no se han enterado de los propinones que dan en esta parroquia. No es la primera vez que pasa: bar del rastrillo, se consumen un par de coca colas y un pinchito, y la persona que paga da 50€ al tiempo que dice al 'joven' de turno que se quede con el cambio.
Es verdad: en la parroquia Santa Teresa Benedicta de la Cruz, aunque nos guste el conejo, somos inflaccionistas. Pero no de precios sino de personas. Nos gusta, y mucho, que lo que vienen crezcan. En número y en cualidad. La deflacción, en este sentido, no tiene utilidad alguna.
Crecer. Que palabra. A golpe de cariño... o de martillo. Pero no abandonar nunca esta batalla del crecimiento. Nunca. Porque camarón que no nada se lo lleva la corriente...

1 comentario:

Anónimo dijo...

pues a mi lo que más me gusta son los huevos fritos con patatas,por ejemplo de casa José en Ruiloba.¿ENFRIO LA ECONOMIA POR ESO? Tiene bemoles la cosa,nos van a organizar hasta la cena.Así empiezan todos los totalitarismos.Vds al conejo,que me espanta y yo y otro a Zalacain.Y luego a requisar el mercadillo de las Parroquias,que hay ejemplos variados para enriquecer la m...histórica.Un abrazo