martes, mayo 15, 2007

Un tipo normal

Hay gente sobresaliente de la cual, sin embargo, no se sabe casi nada. Un vecino, un amigo, un primo, o un compañero de trabajo o de universidad. Gente que está pendiente de su familia, que respeta a los demás, que atiende siempre a las necesidades del otro y que se traga el orgullo (que tantas veces quiere enfrentarnos) para buscar sin descanso comprender al que tiene enfrente, por descabellado que pudiera parecer. Esa gente, como dice la escritura, es como “perla encontrada en el mar, como tesoro de incomparable valía”. Los hay; y a mi me parece que, gracias a Dios, no son pocos.
Uno de ellos fue San Isidro. Fijaos bien en su historia: no sabemos casi nada. Simplemente nos ha llegado lo siguiente: un tipo trabajador que cuidó a su esposa y a su familia (no se sabe siquiera si tuvo hijos) que se dedicó con empeño a su trabajo. Punto. ¡Ah!, y otra cosa importante: al morir él sus vecinos, desde el primer día, comenzaron no a rezar por él, sino a encomendarle cosas. ¡Había pasado a la historia y mente de sus vecinos como un tipo muy recto y santo en el que se podía confiar! ¡por eso, una vez muerto, le confían sus cosas, buscando una ayudita del cielo!. ¡Qué tipo!, ¡qué normalidad!. Toma nota, amigo, toma nota…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues a mi lo que me parece mas normal de San Isidro es que rezara. Ya se que eso no se lleva hoy en día , pero seguro que es parte del tirón que tenía con sus paisanos que no conciudadanos.