jueves, agosto 14, 2008

16670

Hace dos años tuvimos nuestra convivencia de verano de jóvenes en Polonia. Fue la primera 'gran operación' sacar dinero: allí comenzó el negocio de las empanadas Zabala. Eran 550€ (lo mismo que los 2500€ de Sydney) y se consiguieron sin gran dificultad.
El viaje fue una auténtica peregrinación. Fuimos con un sacerdote redentorista llamado Marek, que fue mi profesor de griego en 2º y 3º del Seminario. Lo cierto es que no había tenido demasiado contacto con él hasta aquel tiempo. Me puso dos sobresalientes (¡flipao! que diría Andrés O.), pero lo cierto es que era un profesor estupendo, porque casi sin estudiar conseguía que el griego te gustara. De hecho me gusta aún hoy...
Recuerdo la primera noche en Varsovia. Fue un viaje vía Zurich, con escala de cinco horitas. Tuvimos Misa en el aerpouerto, pero esta vez en una capilla muy apañada. Nada más llegar, nos recogió Marek en un autobús, conducido, como no, por Cristóbal, un polaco simpatiquísimo.
El viaje está cargado de anécdotas. Es entrañable a tope. Recuerdo que nada más instalarnos en Varsovia, Marek apareció en mi cuarto que, por cierto, estaba sito en la zona reservada a Obispos. Le pregunté la razón de tal privilegio y me contestó una de las máximas que entonces aprendí: "si tú estás contento, los chicos también lo estarán. Vamos a tomarnos una cerveza". Cogimos un taxi y pitando a la plaza mayor de Varsovia. Un sitio estupendo, un clima maravilloso. Yo lo pasaba un poco mal, porque la gente me miraba: un sacerdote que está en una terracita tomando una cerveza, ¡qué escándalo! (Marek iba camuflado, y yo hice lo que pude, porque no quería escandalizar...).
Marek nos contó que las cervezas polacas se toman de dos en dos. Habida cuenta de que eran tres cuartos de litro cada una, cedí la primera vez, pero en absoluto acepté el reto de otra cerveza binaria. Aproveché para preguntarle a Marek algunas cosas de estudio y hablar del futuro, el presente y el pasado. Estuvo fenomenal, mientras Nacho nos miraba, honradamente, encantado...
Polonia fue estupendo. En una de esas salidas fuimos a Auschwitz. Recuerdo la visita como impresionante, pero no especialmente. Un par de chicas tuvieron que dejar de hacerla, porque realmente todo es muy crudo. Las fotos, cuando las vemos, de nosotros allí son significativas: ni una sonrisa. Estuvimos en los pabellones, distribuidos por temáticas (modo de dar muerte a los presos, fotos de todos los presos hasta el 43, mapas de campos de concentración y mapas de la guerra, instrumentos del campo...). La entrada al campo ya fue significativa. Dijo la guía: "a esa garita se asomaba el coronel de campo, y decía al grupo de presos nuevos: si eres ruso durarás tres meses, si eres sacerdote, tres semanas, y si eres judío una". Aquellas palabras se me han clavado como un puñal hasta el día de hoy...
Y ahí vimos 'en vivo' la historia de Maximiliano María Kolbe. Y hoy que le celebramos no puede uno evitar un alud de recuerdos: los presos que se tiraban a las vallas electrificadas movidos por la desesperación, las caras de los miles de presos que están en aquel pabellón horrible, los montones de pertenencias de los presos que hay en otro lugar, donde encuentras muñecas, hisopos y sotanas. Y en medio Kolbe: franciscano de cincuenta años que sustituye a otra persona en el camino a la muerte porque aquel tenía mujer e hijos y se lamentaba por ellos. "¿Qué va a ser de mi mujer y mis hijos?". "Cójanme a mi -dijo el preso 16670. Soy un sacerdote católico viejo".
De verdad. Es imposible hacerse cargo de aquello. Sólo minimamente tomas conciencia cuando estás allí.
Y pienso que la Misa de esta mañana es la misma que el celebró, por primera vez, en Roma, en aquel altar de la conversión del que fundó la devoción a la medalla milagrosa. Y que la absolución que das en la confesión es la misma que el daba desde su camastro, enfermo, en el pabellón 12, al ver pasar por la puerta -estaba junto a la salida- los cuerpos de los muertos aquella noche...
Y que cuando recomiendas a las personas luchar, seguir, no es vano. Kolbe lo demostró con su palabra y con su vida.

4 comentarios:

Unknown dijo...

el testimonio del padre Kolbe es impresionante. yo recuerdo que lo que más me llamó la atención sobre él en Polonia no fue su martirio (fui a un cole de franciscanos y desde pequeña conocia la historia). Fue la ciudad del Inmaculado Corazón de María donde vivían alentados por San Maximiliano cientos de franciscanos dedicados a la oración y a difundir el mensaje de necesidad de oración y reparación de la Virgen. Toda una vida dedicada al Señor, fue(como decía el sacerdote esta mañana ;) un permanente testigo de esperanza.
Con ejemplos asi...como para dormirse en los laureles!!ánimo!
y más a los q venimos de sydney cargaditos!

Ingacio Martíenz Allué dijo...

Vaya que si recuerdo esa cerveza, fue espectacular (como diría José Tejada). En la plaza de Varsovia, con dos Sacerdotes majísimos y con una cerveza enorme y buenísima. Miraba más que encantado. Recuerdo la Carla que dio Carlos Rego sobre Maximiliano María Kolve en el mismo sitio donde el celebró Misa y vivió, simplemente increíble!

Anónimo dijo...

no tiene mucho que ver con el post, pero en youtube hace unos videos muy interesantes el director de aciprensa y me parece que a cualquier vcatólico le gustarán, aunque se toma su tiempo a veces para decir las cosas, las explica muy bien. Habla un poco de todo: dialogo interreligioso, santos, el valor de los sacramentos, cuestiones de actualidad vistas desde el catolicismo...
todos sus videos en http://es.youtube.com/profile_videos?user=kristian9236
tan bueno como un rato de oracion

MedicodelaPaz dijo...

Querido Blogger,

Fue una experiencia "expectacular" y lo pasamos genial

Se echa mucho de menos a todo el mundo.

Firmado.

el medicodelapaz.