martes, junio 10, 2008

Billete de 500 euros

Imagínate que sales de casa y te encuentras un billete de 500 euritos sobre el suelo, nuevo, reluciente. Nadie lo ha visto. Lleva tiempo ahí, esperándote... y arrecia el viento. Puede volar. Es el momento: nunca un pisotón tendrá mayor sentido. ¡Zas! presa cogida. Los 500 euros entre tu pie y el suelo. Los recoges y lo guardas, ufano por el hallazgo.
"Mejor lo ingreso en el banco!" piensas mientras te dirige a tu banco o caja de ahorros. "Daré 50 euros a los pobres, que soy bien nacido y sé ser agradecido"; hoy es tu día de suerte.
"Quería hacer un ingreso"; la chica de ventanilla coge tu billete. Le basta tocarlo para decirte: "lo siento, es falso". "¿Falso?", "si, más que un Judas de plástico"...
Decepción. Eso es lo que produce el encuentro con algo que se espera sea valioso pero al término resulta inauténtico. El diccionario define decepción como pesar causado por un desengaño.
Si un billete de 500 euros falso es capaz de amargar una mañana, un cristiano inauténtico o un sacerdote tibio son capaces de amargar toda una vida.
O, mejor, si un billete de 500 euros auténtico te alegra una mañana, ¿qué esperanza no dará un padre cristiano, una madre cristiana, un sacerdote verdadero?.
La inautenticidad es fuegos de artificio. Lo auténtico son los leños que arden.
Ánimo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias, Ful.