miércoles, septiembre 26, 2007

Se entiende muy bien

Cuenta el Evangelio que un día Cristo estaba en una casa abarrotada de gente. Gente por todos lados. Imposible un hueco libre (como en la Misa matutina de la parroquia). Y de estas llega la Virgen María a ver a Jesús. Le informan de tal requerimiento, y Jesús responde: "mi madre y mis hermanos son estos, los que escuchan la palabra de Dios". ¿Un poco duro no?.
La cosa, así a priori, suena bastante difícil de entender. Es su propia madre, y parece que, mediante ese comentario, la deja un poco a un lado.
Los antiguos siempre han dicho que la Virgen entendió muy bien la respuesta de Jesús. Comprendió que, en el fondo, hablaba de ella, porque nadie como ella ha escuchado la palabra de Dios. Es más, nadie como ella ha llevado en si misma la Palabra de Dios, hecha carne.
Yo entendí muy bien ayer este texto por otras razones. "Estos son mi madre y mis hermanos". Es verdad. Uno quiere un montón a su familia, pero verdaderamente, como dice san Agustín: "son mayores los lazos de la gracia que los de la naturaleza". Él lo dice refiriéndose a la Virgen: ella estaba más unida a Cristo por la fe que por ser su propia madre, opina el santo Agustín. A mi me suena muy personal.
¿Exagerado?. Cuando uno vive por y para la gracia (aunque no siempre), te das buena cuenta de la verdad de esto. Se entiende muy bien. Eres consciente de tener un familia de sangre, a la que quieres mucho, y otra familia de gracia, a la que quieres, si cabe, más; porque es verdad la palabra del Señor: "quien abandone ... recibirá ciento por uno". También en familia. También.

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