Hace...

Hace diez días volvíamos del campo de trabajo. Sin duda, la mejor de las convivencias organizadas por la parroquia. Descanso, oración, amistad, Dios, gente joven... Envidia.
Hace una semana llegábamos al 'record' de chicos jóvenes en Misa de diario. En pleno mes de Agosto no es fácil encontrar en Misa de 21h a cerca de 30 chicos y chicas con ganas de hacer las cosas bien. No es que uno cuente: hay cosas que hacen a uno fijar la vista por extraordinarias. Extraordinariamente buena, diría yo.
Ayer celebrábamos la fiesta de Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Moderna, actual, testigo, mártir, muy lista: ¿qué más se puede pensar? ¿Quién dijo que lo católico era casposo? ¿Quién hay más grande que los santos? ¿Qué mujer se comparará a Edith?.

Ayer también hablaba con los siete jóvenes de la parroquia que estuvieron de audiencia con Benedicto XVI. Están disfrutando lo indecible, y está siendo el broche de oro a un verano de actividades estupendos. Yo, que soy muy envidioso, reconozco mi retorcimiento ante su alegría... Tengo ganas de que vuelvan para que cuenten: ¡qué majos!.
Y anoche, a la 1.17, dos días antes de día de luna nueva, terminé "los miserables". Jean Valjean o señor Magdalena, el barón de Pontmercy, Javert, Cosette, Thenardier y, sobre todo, el obispo de D... quedarán en mi memoria. Las grandes novelas dejan siempre grandes impresiones porque dilatan el alma a fuerza de narrar la miseria y la grandeza de la experiencia humana. Pareciera que la pluma la empuña más el corazón que la mano. Y por lo mismo es leído más con el corazón que con la cabeza. Un año me ha llevado su lectura, muchos años permanecerá en la memoria...