lunes, enero 22, 2007

El tiempo

En una ‘excursión’ por el ciberespacio encontré que en algunas bitácoras se habla de nuestro blog. En uno de ellos, un muchacho (que no sé quién es) comentaba a sus amigos la existencia del blog de la parroquia, y justificaba su ser cristiano como algo respetable y su gusto por este blog porque, como él mismo reconocía, se invita a pensar y no a ser borregos. Sus amigos introdujeron comentarios a este respecto, muy divertidos, por cierto: “a mi pensar en una parroquia me da pavor: cura con guitarra etc etc”; “ya sabes que a mi los curas me producen sarpullidos y me gira la cabeza 360 grados”. Me hizo mucha gracia y, honradamente, me pareció muy ocurrente.
Lo cierto es que ‘invitar a pensar’ no me parece pequeño propósito. En este sentido, tenemos un Papa que piensa mucho y bien. Me voy a fijar en algunas de sus palabras para comentarlas estos días, y para que le demos todos un poco al coco, para que no se oxide… Sus palabras fueron las siguientes:


“Para un extraño, esta Europa parece cansada; más aún, da la impresión de querer despedirse de la historia. ¿Por qué están así las cosas? Esta es la gran pregunta. Seguramente las respuestas son muy complejas. Antes de buscar esas respuestas es necesario dar las gracias a los numerosos cónyuges que también hoy, en nuestra Europa, dicen "sí" al hijo y aceptan las molestias que esto conlleva: los problemas sociales y económicos, así como las preocupaciones y los trabajos de cada día; la entrega necesaria para abrir a los hijos el camino hacia el futuro.
Aludiendo a estas dificultades tal vez se aclaran un poco las razones por las cuales a muchos les parece demasiado grande el riesgo de tener hijos. El niño necesita atención amorosa. Eso significa que debemos darle algo de nuestro tiempo, del tiempo de nuestra vida. Pero precisamente esta "materia prima" esencial de la vida —el tiempo— parece escasear cada vez más. El tiempo de que disponemos apenas basta para nuestra propia vida: ¿cómo podríamos cederlo, darlo a otro? Tener tiempo y dar tiempo es para nosotros un modo muy concreto de aprender a entregarnos nosotros mismos, de perdernos para encontrarnos”
.

Primera dificultad para dar a luz una nueva vida: no hay tiempo para uno, ¿cómo habrá tiempo para entregarlo?. ¿Verdadero o falso?. Piénsalo. Recordadme que mañana os hable de la película que vi el sábado: fresas salvajes', de Bergman, segunda mitad de los años 50.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente, para uno no hay tiempo y, el que hay, se agota pronto. Pero cuando se trata de dar tiempo para los demás y ¡ni te cuento para un hijo! lo que das no es sólo tiempo. Te das totalmente tú y esto produce que, lejos de agotarte, te multipliques (por uno, por dos, por tres...Dios sabrá) y el tiempo llegue para lo esencial.Hay que estar dispuesto, cerrar los ojos,mirar al cielo y lanzarse.El resultado, os lo aseguro, es espectacular(por lo maravilloso).

Anónimo dijo...

Ingmar Bermang no? sueco no? he oido hablar de algunas peliculas suyas, tendré que ver alguna.....
Ángel

Anónimo dijo...

En el afán de tener más éxito profesional y de vivir a tope, muchos pierden la perspectiva. Es como si, por ser más productivos en el disfrute de la vida, se olvidaran de otra dimensión mucho más profunda y que "plenifica" mucho más: la fecundidad.

Dice el poeta:
"¡Ay! , cuantas cosas perdidas
que no se perdieron nunca.
Todas las guardabas tú.
(...)
Si de mí se me escaparon,
no fue para ir a morirse en la nada.
En ti seguían viviendo.
Lo que yo llamaba olvido
eres tú."

Ese tú puede ser cada uno de nuestros hijos.Llevarán en sus corazones el amor que les hemos dado, y también ellos lo repartirán...Y eso, nos sobrevivirá; es más, será nuestra mejor señal del paso por la tierra.
Lo demás, es humo...y se irá con nosotros.