¿Cuál es tu impresión final de la semana santa?. Es bueno que uno se pare a pensarlo. Personalmente: estoy muy contento. Para mi ha sido un tiempo maravilloso, unos días muy felices. Una razón muy humana y sobrenatural al tiempo podría haber sido el hecho de compartir más tiempo con tanta gente joven, familias, ancianos y niños que rodean la parroquia y cuyo cariño y entrega son, como mínimo, muy animantes. No obstante, me quedo con el conjunto de estos días: Desde la Misa crismal el Martes Santo hasta la celebración de Misa de 20 ayer; desde la renovación de las promesas sacerdotales, hasta la renovación de la fe en nuestro Señor Jesucristo resucitado, vivo, amigo, presente, providente.
Mi impresión queda resumida en las palabras de Benedicto XVI (algunos las entenderán muy bien): “en cierta ocasión, como sucedió a los primeros discípulos, todos nosotros nos encontramos con el Señor y escuchamos su invitación: ‘sígueme’. Tal vez al inicio lo seguimos con vacilaciones mirando hacia atrás y preguntándonos si ese era realmente nuestro camino. Y tal vez en algún punto del recorrido vivimos la misma experiencia de Pedro después de la pesca milagrosa, es decir, nos hemos sentido sobrecogidos ante su grandeza, ante la grandeza de la tarea y la insuficiencia de nuestra pobre persona, hasta el punto de querer dar marcha atrás: ‘aléjate de mi, Señor, que soy un pobre pecador’ (Lc 5,8). Pero luego él, con gran bondad, nos tomó de la mano, nos atrajo hacia sí y nos dijo: 'no temas. Yo estoy contigo. No te abandono. Y tú no me abandones a mi' ”.
Mi impresión queda resumida en las palabras de Benedicto XVI (algunos las entenderán muy bien): “en cierta ocasión, como sucedió a los primeros discípulos, todos nosotros nos encontramos con el Señor y escuchamos su invitación: ‘sígueme’. Tal vez al inicio lo seguimos con vacilaciones mirando hacia atrás y preguntándonos si ese era realmente nuestro camino. Y tal vez en algún punto del recorrido vivimos la misma experiencia de Pedro después de la pesca milagrosa, es decir, nos hemos sentido sobrecogidos ante su grandeza, ante la grandeza de la tarea y la insuficiencia de nuestra pobre persona, hasta el punto de querer dar marcha atrás: ‘aléjate de mi, Señor, que soy un pobre pecador’ (Lc 5,8). Pero luego él, con gran bondad, nos tomó de la mano, nos atrajo hacia sí y nos dijo: 'no temas. Yo estoy contigo. No te abandono. Y tú no me abandones a mi' ”.
1 comentario:
Las "impresiones" para los que hemos buscado esas "impresiones" creo que han sido espectaculares. Se nota cuando alguien lucha por vivir bien la Semana Santa. Hay veces que uno siente de manera especial el olor de Cristo. Se nota con el buen ejemplo de los demás, cuando rezamos...cuando estamos a su lado. Espero y deseo que ese "sígueme" siga resonando en nuestros oídos y que le hagamos caso.
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