capellán de Fomento

Capellán de Fomento. Ese va a ser mi nuevo puesto. Pero no penséis que me refiero a esos colegios tan estupendos como 'Montealto' o 'el Prado'. Pienso más bien en el ministerio de Fomento. ¡Madre mía!. En un día me recorro la península: de Fátima a Alicante en 26 horas. ¿Qué os parece?. Ahora escala técnica en Madrid, y aprovecho para escribir a mis exigentes lectores. Tres días de inconstancia y mi pepito grillo (stat-counter) me dice que hemos perdido un tercio de lectores. Tendré que hacer otro esfuerzo editorial. Hablaré con Polanco.

Sólo dos cositas, porque mañana tengo varios cientos de kilómetros y compensa ser persona. La primera es que le he estado dando vueltas a nuestra estancia en Auschwitz y cada vez me sorprendo más. Somos suertudos de haber estado alli. Antes de ayer, comiendo con otros cuatro sacerdotes en Portugal, me preguntaban qué tal la estancia en el campo de concentración. Me sorprendí mucho porque, al contar lo que vimos, me quedé un poco 'consternado', hasta el punto de tener que dejar de contarles cosas. Es muy emocionante. Y muy ilustrativo. ¿Os acordais de los padrenuestros que rezamos junto a la celda de Kolbe, o en el paredón donde habrán muerto miles de personas?. ¿Recordaís los cientos de pertenencias confiscadas a los presos que vimos, entre ellas muñecas de niños pequeños o un hisopo de un sacerdote?. Reconozco que aquello me impresionó mucho, porque me hizo imaginarme la estancia de un sacerdote en Auschwitz. "Tres semanas de vida si eres sacerdote". Eso prometían a la entrada; "una si eres judío y tres meses si eres polaco". "Arbeit macht frei". Tremendo. Se le ponen a uno los pelos de punta. Ya hablaremos en próximos artículos, pero compensa ver a que punto llega el sin Dios cuando se toma en consideración seriamente.

La segunda es que me ha hecho mucha gracia la explosión de blogs. Si pinchais en los comentarios del mío podéis acceder a "medico de la paz", "dani" y un largo etcétera de blogs. ¡Animo!. No tendremos SOGE cable, pero ilusión tenemos un porrón. ¡A por ellos, que son pocos y cobardes!.