Han sido días muy intensos. La Misa del Gallo, el torneo de fútbol de monaguillos, la cena con la familia, etc etc.
Es curioso: en casa del herrero cuchillo de palo. Cuando terminamos de cenar en nochebuena recordé que no habíamos bendecido la mesa. En fin, que desastre. Mi sobrina, de 5 años, que andaba por allí, no paró. En un momento dado le pregunté: “a ver, María, ¿en qué trabajo yo?”, y me dijo “en la Misa”. Lo he pensado estos días, y ciertamente dio en el clavo: un sacerdote no tiene otro trabajo que celebrar la Misa. El resto son ‘prolongaciones’. Lo que también pensaba es si la vida de todo cristiano no debería ser algo semejante.
¡Qué gozada de belenes!. En la parroquia hay uno muy chulo, en casa también, en el despacho de don José otro, en las casas... A mí me sirve para encomendar especialmente dos cosas que rondan por mi cabeza: una, las familias de mi parroquia (y todas en general). Otra, las vocaciones sacerdotales, muchas y buenas. ¡Hace tanta falta!.
Perdonad esta ‘lluvia de impresiones’, pero lo cierto es que tengo el cerebro un poco seco de, como dice El Quijote, “tanto leer de claro en claro y de turbio en turbio”, o sea, de no parar.Feliz Navidad otra vez, y repetid, si os gusta, muchas veces una frase que tanto bien nos hace: “Jesús, María y José, que esté siempre con los tres”.
Es curioso: en casa del herrero cuchillo de palo. Cuando terminamos de cenar en nochebuena recordé que no habíamos bendecido la mesa. En fin, que desastre. Mi sobrina, de 5 años, que andaba por allí, no paró. En un momento dado le pregunté: “a ver, María, ¿en qué trabajo yo?”, y me dijo “en la Misa”. Lo he pensado estos días, y ciertamente dio en el clavo: un sacerdote no tiene otro trabajo que celebrar la Misa. El resto son ‘prolongaciones’. Lo que también pensaba es si la vida de todo cristiano no debería ser algo semejante.
¡Qué gozada de belenes!. En la parroquia hay uno muy chulo, en casa también, en el despacho de don José otro, en las casas... A mí me sirve para encomendar especialmente dos cosas que rondan por mi cabeza: una, las familias de mi parroquia (y todas en general). Otra, las vocaciones sacerdotales, muchas y buenas. ¡Hace tanta falta!.
Perdonad esta ‘lluvia de impresiones’, pero lo cierto es que tengo el cerebro un poco seco de, como dice El Quijote, “tanto leer de claro en claro y de turbio en turbio”, o sea, de no parar.Feliz Navidad otra vez, y repetid, si os gusta, muchas veces una frase que tanto bien nos hace: “Jesús, María y José, que esté siempre con los tres”.
1 comentario:
Ayer anduve con mis hijos por el centro de Madrid, de belén en belén: San Ginés, La Encarnación, Las Descalzas, el Palacio Real, la Plaza de la Villa...Todos preciosos...Por si fuera poco, Mayor y Arenal están plagadas de tiendas de objetos religiosos que tienen todas las figuritas de belén imaginables en sus escaparates. ¡Qué disfrute!
En todos estos sitios había cola, porque no éramos pocos... Y en todos los belenes nos topamos con padres afanados en explicar a sus hijos -con más o menos éxito-lo que las escenas representaban. ¿Quién dijo que la fe había muerto?
Volví a casa pensando varias cosas:
1.-¡Qué suerte tenemos de conocer la Sagrada Escritura y de tener tantos detalles de esa Noche santa!
2.- A pesar de tanto Papá Noel gordinflón y tanto progre laicista, estoy segura de que en muchos corazones "algo se mueve" en la fiesta de Navidad, porque el Misterio no deja indiferente a nadie.
Y con un deseo-propósito:
¡Que nuestra vida tampoco deje indiferente a los que, día a día, pasan a nuestro lado!
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