Todo funciona a plazos. Resulta que te compras una casa y viene la hipoteca: a pagar a plazos. Haces una parroquia: lo mismo. Eres estudiante: están los plazos de los exámenes. Tienes un coche que te parece nuevo, pero resulta que en seguida tienes que pasar la ITV, como me pasa a mi este año, porque resulta que ya han pasado cuatro desde que lo compré. Y eso por no hablar del ‘plazo’ de la revisión anual, donde el tipo del concesionario te da los buenos días con una mano y con la otra ya te ha cobrado 100€. Es terrible pero es así: plazos por todos lados.
En la vida espiritual no me parece mala idea funcionar también a plazos. De hecho, la Iglesia inventó unos periodos que son los tiempos litúrgicos (adviento, navidad, tiempo ordinario, cuaresma y pascua) para que nos pongamos metas concretas para cada momento del año.
La pregunta ahora es: ¿Cuál es mi meta en este poco menos de mes y medio antes de la cuaresma?. El marco ha cambiado: ya no es navidad, ya está todo el mundo en sus ocupaciones (los chicos en clase, todos trabajando…).
Es más que probable que a la mayoría de nosotros la vida cotidiana haya devuelto mayor orden a nuestra existencia. ¿Por qué no encajar en ese orden un rato para Dios, una oportunidad para ir a verle, frecuentar más la asistencia a Misa (incluso diariamente)?. Ojalá que cuando llegue el miércoles de ceniza puedas decir: cumplí otro plazo más en mi vida, un plazo de las entregas más importantes de mi vida, la entrega a Dios y a los demás: mi vida espiritual.
En la vida espiritual no me parece mala idea funcionar también a plazos. De hecho, la Iglesia inventó unos periodos que son los tiempos litúrgicos (adviento, navidad, tiempo ordinario, cuaresma y pascua) para que nos pongamos metas concretas para cada momento del año.
La pregunta ahora es: ¿Cuál es mi meta en este poco menos de mes y medio antes de la cuaresma?. El marco ha cambiado: ya no es navidad, ya está todo el mundo en sus ocupaciones (los chicos en clase, todos trabajando…).
Es más que probable que a la mayoría de nosotros la vida cotidiana haya devuelto mayor orden a nuestra existencia. ¿Por qué no encajar en ese orden un rato para Dios, una oportunidad para ir a verle, frecuentar más la asistencia a Misa (incluso diariamente)?. Ojalá que cuando llegue el miércoles de ceniza puedas decir: cumplí otro plazo más en mi vida, un plazo de las entregas más importantes de mi vida, la entrega a Dios y a los demás: mi vida espiritual.
3 comentarios:
Buenos dias
Enfocado asi, y comparandolo con hipotecas y revisiones caras, parece poco atractivo cumplir el plazo con dios...
no se si has estado muy acertado..desde el cariño
un saludo
Querido Blogger,
Eso me recuerda que también la dirección espiritual va a plazos...
Cuesta mucho llegar a fin de mes?
Pues a mi lo que me pide el cuerpo es celebrar una fiesta cada día , tomarme a plazos desde ya mismito la fiesta definitiva que nos espera. De Josef Pieper (Una teoría de la fiesta )"celebrar una fiesta significa celebrar por un motivo especial y de un modo no cotidiano ( no rutinario ) la afirmación del mundo hecha ya de una vez y repetida todos los día". Por esto todos los dias son feriales para el cristiano y la mejor celebración , la Eucaristria
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